La pregunta del millón, amiga. La respuesta más larga de la galaxia, probablemente. Pero vamos a ver si en tres minutos consigo compartir contigo algunas pautas que te ayuden a dar pasos en la dirección correcta: esa que te cuenta que eres suficiente, que eres capaz, que eres grande.
El título de este artículo nace de una encuesta que publiqué hace tres días en Instagram. El tema que más os interesaba era este y, como me parece primordial, escribo sobre ello por aquí y publicaré unas cuantas pautas en redes sociales en estos días.
Lo primero será saber de qué estamos hablando, y yo diría que tener confianza en una misma tiene mucho que ver con saberse poseedora de las herramientas necesarias para afrontar lo que venga, sea bueno o menos bueno. Te sientes segura cuando agarras el volante, cuando sabes dónde vas, cuando tienes claro qué marcha poner según tu velocidad, cuando decides cuál es la velocidad, cuando las curvas te pillan preparada.
Estarás leyéndome y, probablemente asintiendo. Claro, claro…
Ahora te pido que realices un ejercicio de autohonestidad, otro factor clave para ganar confianza y para todo en la vida, y te plantees cuántas veces buscas esa confianza, esa seguridad en la aprobación externa, en el trabajo externo, en la pareja externa.
Tatuémonos esta realidad: no hay nada fuera que te dé seguridad por dentro. De hecho, lo más probable es que en esa búsqueda eterna, tu confianza se vea mermada. No es que sea adivina, es que me lo contáis vosotras: perdí confianza en esa relación tóxica, cuando me despidieron de mi último trabajo, ante los comentarios de mi madre, ante la maternidad. El listado de lo que buscamos porque creemos que nos proporcionará la tan ansiada estabilidad es lo que nos hace caminar sobre aguas movedizas. Y es que nos han contado un montón de mentiras y nos las hemos creído todas, pero nunca es tarde para desaprender y para aprendernos.
Lo primero será detectar qué me roba la confianza, cuál es ese lastre del que os hablaba en otros #TresMinutos. Qué tengo que sacar de mi armario vital para luego llenarlo de algo que me nutra.
Lo primero: las creencias limitantes, que nos cuentan que no somos capaces, que no nos merecemos, que eso que deseo es imposible para mí. Hablo largo y tendido sobre ellas en mi libro “Apréndete”. No os voy a marear mucho, solo os diré que las creencias son mentiras y que nuestro objetivo es sustituirlas por otras que nos cuenten que somos la hostia, por resumir.
Lo segundo, consecuencia de lo primero, nuestro diálogo interno de mierda, que nos machaca, que nos cuenta cosas fatales sobre nosotras. Escribe lo que te dices y compáralo con lo que le dices a tu mejor amiga, elimina lo primero y sustitúyelo por lo segundo. Pregúntate cada mañana cómo estás y qué necesitas. Mírate al espejo y repítete que ERES IMPORTANTE. Eres una Diosa del Olimpo Vikingo. Fin. No me discutas, que me cabreo.
Otro lastre de pelotas es el entorno castrante, el que limita, aplasta y consume, y lo coloco en tercer lugar, porque de alguna manera había que ordenar esto. Si este es tu caso, haz lo posible por alejarte, física y/o emocionalmente de esas personas. Es duro, pero más duro es que te jodan la vida. Busca personas que te hagan sentir libre y poderosa. Busca en los gimnasios, en los clubs de lectura, en las miles de reuniones de mujeres que hay por internet y por los sitios.
Para que reconozcas la influencia de los que nos rodean, imagina cómo serías, cómo sería tu vida si, desde que tienes uso de razón, alguien te hubiera repetido cada día que tu misión en la vida es ser feliz y que solo has de ir dónde te traten bien. Que lo que opinen los demás está de más y que has de caminar por la senda que te indiquen tus deseos. Que la confianza depende, en gran medida, de que cumplas con los compromisos que estableces contigo misma y que el principal es tratarte bien. Que estamos un ratito aquí y que más nos vale divertirnos cada día. No mañana, no el fin de semana, no en agosto: CADA DÍA.
Respira el párrafo anterior, querida lectora. ¿Cómo te sienta? Espero que muy bien, ya me cuentas. Pasa un feliz finde y una feliz vida.
¿Cómo ganar confianza en una misma?
Empezar así de bien el día con estos “ Tres minutos “. Hace tiempo que he empezado a poner más distancia con “amigas” y me siento mucho mejor. Gracias Sol
Que paz me da tenerte en mi vida virtual, xq aunque tú no lo sepas, nos presentó una amiga hace ya mucho tiempo y somos grandes amigas desde entonces! 😘😘