Hace unos días, compartí en Instagram un ejercicio que a mí me sirve para obtener claridad y foco y que te puedes descargar AQUÍ. Para volverme a ilusionar. Para definir y redefinir objetivos y planes de acción. Para soñar en grande.
Es un absoluto imprescindible en mi vida.
El ejercicio es el del Día Ideal y quizás puede parecer sencillo, total, es escribir cómo sería tu día perfecto. No un día de vacaciones ni uno de fiesta, sino un día normal… pero inmejorable. Uno en el que te levantaras con toda la calma, te sintieras en paz y satisfecha, hicieras cosas que te llenaran y terminaras el día diciendo “Joder, qué bien”.
A lo largo de los últimos años, he propuesto este ejercicio a prácticamente todas mis alumnas, seguidoras y coachees. Muchas me han contado que había sido revelador, que por fin se habían planteado las preguntas correctas. Y unas cuantas me habéis comentado que: “No sé cómo sería ese día. Solo se me ocurre lo que ya hago.”
Comprensible, porque cuando llevamos mucho tiempo sobreviviendo, encajando, resolviendo, apagando fuegos y olvidándonos de nosotras para que todo lo de fuera funcione la imaginación se apaga. La creatividad se vuelve rígida, práctica, útil (para otros), obediente (para mal). Dejamos de jugar. Y eso es una mierda, menos mal que es una mierda solucionable.
Hoy quiero compartir tres estrategias para recuperar esa capacidad de imaginar una vida diferente, mejor, brillante, cojonuda. Porque necesitas imaginarla para poder tomar decisiones cada día que te acerquen, ya sea un milímetro o un kilómetro a ese Día Ideal.
Vamos allá:
1. Usa el espejo ajeno (sin juicio)
A veces no podemos visualizar otra vida porque nunca hemos visto una parecida. O la hemos visto, pero las creencias limitantes nos han tapado los ojos y el entendimiento. O no conseguimos la distancia, la perspectiva suficiente para contemplarla.
Pero hay personas que viven de formas que podrían inspirarte y muchas veces están más cerca de lo que crees, solo que has de abrir los ojos y el alma para percibirlas. Ojo, no vamos a fijarnos en esas personas para copiar, sino para despertar tu propia ilusión.
Piensa en tres personas cuya vida te parezca interesante por lo que sea: porque viven en calma, porque gestionan su tiempo divinamente, porque son disfrutonas y libres... Una amiga, una escritora, un personaje de una serie…
Y pregúntate:
¿Qué parte de su día me llama la atención? (Cuántas veces os he contado que he visto mil veces el primer episodio de la serie “The Morning Show” porque me fascina observar a Alex Levy (Jennifer Aniston): su rutina matinal, ese abrigo camel divino, la belleza de su casa)
¿Cómo me haría sentir algo parecido? Ojo, porque aquí puede aparecer un miedo de lo más común y de lo más cabrón, el miedo a respirar algo que me mola y que luego no sea mío. Este miedo parte de un paradigma totalmente erróneo, de varios. Porque lo que nos hace sentir bien no es el abrigo camel o el apartamento en Manhattan, eso no es lo que queremos. Queremos orden, paz y belleza. Queremos sentirnos orgullosas de nosotras mismas, capaces, poderosas. Y eso lo podemos encontrar en nuestro día si le ponemos intención.
¿Hay algo de eso que podría ser mío también? De nuevo, no hablo del piso, del abrigo, del trabajo en la tele. Hablo de la claridad mental, de la paz al despertar, de respirar profundamente, de saber que tenemos las riendas de nuestras vidas en las manos.
No se trata de compararte, sino de darte permiso para querer.
2. Imagina con los sentidos, no con la lógica
Si al escribir tu día ideal solo te salen cosas que ya haces, puede que estés intentando imaginar desde tu parte lógica (que es lógica para ti, ojo. No es que esa sea una lógica absoluta). La misma que te organiza la compra y te hace listas de tareas. Pero la imaginación vive en otro sitio: en el cuerpo, en las sensaciones, en el juego (sí, voy a repetir mucho lo del juego, es necesario).
En vez de preguntarte “¿qué tengo que hacer, qué es lo que quiero tener?”, prueba con:
¿Cómo huele tu día ideal?
¿Qué sonidos escuchas?
¿Qué llevas puesto y cómo te sientes con eso puesto?
¿Qué comes, qué ves, qué temperatura hace?
A veces el cuerpo te cuenta antes que el coco lo que de verdad quieres.
3. Pídeselo a tu yo de 99 años
Este truco es potente y por eso me encanta: imagina que tu Yo de 99 años se despierta una mañana, feliz por la vida que ha vivido. Y ahora, desde ahí, se pone a recordar sus días “normales”.
Escribe desde ella:
¿Qué hacía yo cada día que me hacía sentir bien?
¿Cuáles eran mis prioridades?
¿Cuáles eran mis irrenunciables y mis inadmisibles?
¿Qué elegí no volver a permitir?
¿Qué pequeños o grandes placeres llenaban mis días?
Tu Yo sabia a más no poder te ayudará a ver más claro lo que ahora te cuesta imaginar.
No te pido que escribas un guion perfecto (ya sabemos que eso no existe), ni hablamos de que todo se cumpla mañana. Se trata de que empieces a recordarte que tienes permiso para desear, para jugar, para regalarte el cielo. Para imaginar algo diferente a tu rutina. Es importantísimo interiorizar que tu Día Ideal no es una fantasía: es una brújula hacia tu norte particular.
En ese PDF que he preparado para ti con unas cuantas preguntas que te guiarán para que dibujes ese Día Ideal que configura, claro, una vida ideal, también te cuento cuál es la justificación científica para que te lances sobre este ejercicio. Además, te aconsejo que lo descargues incluso antes de contestar a las preguntas que planteo en estos Tres Minutos porque te describo ejercicios de relajación y respiración que te ayudarán a desconectar de este coco cuadriculado nuestro para así poder conectar con el cuerpo, con tu creatividad.
Y porfa, cuéntame qué sale de estas preguntas, de ese ejercicio, qué decisiones tomas respecto a esas pequeñas rutinas que constituyen grandes cambios.
P.D.: en el último episodio de mi podcast hablo con Mariana Díez Moliner, diseñadora y creadora de contenido de cómo gestionamos las opiniones ajenas, las críticas. Todos tenemos alrededor gente que suelta comentarios impertinentes y saber manejarlos es imprescindible para mantener la calma. Puedes escucharnos aquí. Espero que te sirva.
❤️
Gracias por esas preguntas tan potentes sobre las sensaciones. En ese momento lo tuve todo clarísimo.