Te contaba hace dos semanas, querida suscriptora, que los aeropuertos son para mí fuente de inspiración y calma, y ahora te escribo mientras vuelo hacia Nueva York. Estos ratos largos de aislamiento y paseo por los cielos también son el momento perfecto para recibir a las musas. De las pocas veces que he sentido el impulso irrefrenable de lanzarme sobre el teclado (porque no nos engañemos, esto no va de ganas, sino de disciplina) la inmensa mayoría han sido dentro de un avión. No teléfono, no gente conocida con la que rajar: la ocasión perfecta para crear.
Primera conclusión de este texto: qué necesario el silencio mental para dejar a la mente vagar, que es la mejor manera que tiene de encontrar algo que realmente valga la pena: una reflexión, una conclusión, una idea. Y es que una idea puede bastar para cambiar tu vida, si la llevas a la práctica, claro.
De entre todas las películas, he elegido “Come, reza, ama”. Bueno, miento: he empezado a ver una de Jessica Chastain, que me encanta, pero a los diez minutos me he dado cuenta de que era un dramón demasiado bestia para mi estado emocional actual, blandengue y cambiante a más no poder. No sé aún cómo se gestiona esto de que mis pollos se queden a estudiar en este lado del mundo. No concibo la separación de alguien que es tan parte de mí como mis brazos o mis piernas. Pero ese es otro tema y será tratado en otro texto, supongo. Segunda conclusión: date lo que necesites en cada momento: drama o comedia, descanso o actividad, llanto o descojone. Sin excusas y sin dudas.
El caso es que estoy viendo la peli de Julia Roberts y tengo que admirar la capacidad de Elizabeth Gilbert para reflejar las inquietudes y las comeduras de tarro que nos ocupan. Los nudos y el malestar que llegan a provocar relaciones tan dañinas que no recuerdas ni por qué las empezaste. No le reconoces a él y, lo que es peor, te has olvidado de quién eras y no sabes quién te mira desde el espejo. Qué jodido. No quieres quedarte ahí, pero adónde narices vas si no dilucidas cómo irte ni adónde quieres llegar.
En esos casos, tercera conclusión de estos tres minutos, es que, si puedes, lo más adecuado es irte a Italia y comer pasta o pizza. O lo que es lo mismo: tira siempre hacia lo que es bonito, hacia lo que es alegría.
La Gilbert prosigue con su disección, con el análisis de esa mujer perdida que quiere aprenderse y la planta, con un picardías, sentada en el suelo de un apartamento italiano, mientras se come ella sola un plato tan sencillo como sabroso: espárragos, huevos duros, salmón, algo que parece mozzarella. Un momento perfecto, en el que ni falta ni sobra nada. De esos en los que te das cuenta de que ya estás bien, curada del todo, a salvo de cualquier recuerdo y de las cosas que tú misma te dices. Y desde ahí, la Roberts le manda un correo a su último novio, despidiéndose. Cuarta conclusión: una cierra historias, no cuando entiende al otro, no cuando ha encontrado todas las explicaciones, sino cuando, por fin, está a gustísimo consigo misma, así que ese es el camino: buscarse, cuidarse, entenderse y darse gustazos como si no hubiera un mañana.
En la última fase de su periplo italiano, la prota celebra Acción de Gracias con sus nuevos amigos y nos cuenta que se siente “la chica más afortunada del mundo”. Normal, porque la quinta enseñanza tiene que ver con la gratitud, que siempre llega desde la presencia y la apreciación. Y con la amistad, la de verdad, la que surge de la comprensión, el cariño y las similitudes, que no de las circunstancias. Acabo de llegar y ya mismo me voy, nuestras vidas son muy diferentes, pero aquí y ahora, solo puedo aplaudir por compartir este rato con vosotros.
Cinco aprendizajes en poco más de tres minutos, espero que tu lectura haya valido la pena. Gracias por volar conmigo, querida.
P.D. (Cuña publicitaria) Por si no te has enterado, ayer estrené podcast y lo puedes escuchar aquí.
Sol, te me haces imprescindible. Llevo una vida más o menos feliz, teniendo en cuenta esas intensidades que tenemos las personas altamente sensibles. Pero de vez en cuando: ¡pum!, salida del camino lisito para darme revolcones por encima de cardos de responsabilidad extrema, piedras de angustia y socavones de dramas emocionales. Y lo cierto es que me hago pupa. Pues chica, que es leerte y eres como uno de esos carteles mapa de "ud. está aquí" y que te indican por dónde tirar cuando te has perdido.
Gracias de corazón por tus palabras, directas a mi mente y corazón.
Me apunto tus cinco de hoy en mi libreta personal de cosas importantes para sobrevivir en mi vida.
A mi también me gusto mucho la película pero creo que ahora la vería con otros "ojos": la experiencia, lo vivido, lo reflexionado , lo aprendido. Voy a verla otra vez. Gracias por llevarme siempre a "nuevos lugares"