"Ojalá" o "Más", tú eliges

Hace unos días, planteé la siguiente pregunta en mis stories de Instagram: ¿qué pasaría si, la próxima vez que se te plantee un reto de cualquier tipo (hacer deporte, ahorrar, comer sano, encontrar la manera de encajar los imprevistos en tu planificación, aprender a hablar inglés, sacarte el carnet de conducir), en lugar de preguntarte si vas a ser capaz, fueras directamente al ¿CÓMO VOY A CONSEGUIRLO?

La inmensa mayoría me respondisteis que esa perspectiva incrementaría considerablemente las probabilidades de que lo llevarais a cabo.

Elemental, querido Watson.

Porque si solo nos centramos en la estrategia, la duda desaparece, porque no cabe, porque no sirve, porque no me acerca a lo que quiero, sino todo lo contrario.

Mira que es fácil, pero si somos honestas con nosotras mismas (seámoslo siempre, por favor) reconoceremos que, en la mayoría de las ocasiones, el “¿Podré?” aplasta al “¿Por dónde empiezo?”. Lamentablemente, repetimos demasiado el maldito “Ojalá” sin reparar en que deberíamos dejarlo relegado a los fenómenos atmosféricos, la lotería y pocos asuntos más. Resumiendo: solo para eso sobre los que no tenemos ningún poder. Y es que no deja de ser paradójico afirmar cosas como “Ojalá fuera capaz de madrugar” o “Ojalá apagara el móvil durante un día entero”. Como si una fuerza desconocida nos impidiera cumplir con nuestra voluntad. La fuerza es tuya, querida, y haces con ella lo que te parezca.

Las palabras definen la manera en la que pensamos y nuestros pensamientos determinan lo que hacemos y, por lo tanto, quiénes somos. Me planteo quiénes seríamos si la palabra “Ojalá” y sus sinónimos no existieran. Si el concepto del deseo sin posibilidad de acción se eliminara de la faz de la Tierra. Si interiorizáramos el hecho de que todo lo que nos contamos debería ensancharnos, no encogernos. Impulsarnos, no aplastarnos.

Y mi discurso no es “Si un quieres, puedes”, para nada, que no soy yo de mentir. Sí es, en cambio, un “Puedes mucho más, sobre todo si te prestas atención y te cuentas las verdades, amiga”.

Un inciso, ese “Puedes mucho más”, no se refiere a currar más, a correr más, a agotarte más, a diluirte más entre obligaciones y responsabilidades impuestas. Sino a que puedes mucho más, porque eres mucho más de lo que crees. Puedes valorarte más, quererte más, saberte más capaz, respetarte más, confiar más en ti, poner más límites al que no los respeta, acercarte más a la vida que quieres, descansar más, felicitarte más, celebrarte más, aprender más.

Pero el “Ojalá” y el “Más” son, la mayoría de veces, excluyentes, incompatibles, enemigos. Tienes que elegir. Solo puede quedar uno, como en la peli “Los Inmortales” (que tiene la mejor banda sonora de la galaxia. Corre a verla, anda). O te sientas sobre el ojalá o empiezas a navegar sobre el “Más”. Sí, efectivamente, uno es estático y el otro está en movimiento constante.

Huy, qué mareo. Huy, a ver si voy a subir demasiado y me da vértigo. Huy, a ver si voy a llegar a un sitio que no conozco, con lo que me asustan los cambios y lo nuevo.

Aferrarte a lo estático conocido o dejarte llevar por todas tus posibilidades. Plantarte en el final de tus días suspirando ojalás o irte de este mundo con el firme convencimiento de que lo hiciste todo, y más.

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P. D2 En el último episodio de mi podcast hablo sobre cómo el miedo a la soledad nos hace agarrarnos a clavos ardiendo que, adivina: queman. Analizo los orígenes y busco soluciones, espero que te sirva. Puedes escucharlo aquí.

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