Ya, el título me ha quedado un tanto rebelde, qué le vamos a hacer, pero es que estoy de “lo normal” hasta las narices, querida. Porque se nos agolpan “Los normales” entre las sienes y nos joden la vida entera. Nos dejan sordas y ciegas ante nuestra capacidad y nuestras posibilidades.
Confundimos lo normal con lo deseable, y eso no puede ser.
Como lo normal es estar agotada, ni me planteo buscar la salida a este hacer y hacer infinito. Como lo normal es aburrirte en el trabajo, me quedo aquí, disolviéndome sin remedio.
Como lo normal es que, tras un tiempo, tu pareja no te provoque ni el más mínimo Fu ni el más mínimo Fa, ahí andas, compartiendo espacios, pero no vínculos.
Como lo normal es resbalar por mis días esperando los findes y agosto y Navidad y Semana Santa, no observo otras posibilidades, no pongo en marcha mi curiosidad, no me pregunto si hay otra manera de vivir.
Y la hay, lo que pasa es que quizás no encaja en esta concepción tan extensa y dañina de “Lo normal”.
Antes de bucear en esa alternativa, aclaremos que confundimos lo normal con lo común y, a veces, ni eso.
El agotamiento, el aburrimiento y la desidia no invaden a la mayoría de la población mundial, pero los que revolotean libres de esos pesos no se regodean, no se quejan, no se notan. Andan muy ocupados sintiéndose la mar de bien. Por no hablar de que el deporte nacional tiene mucho que ver con el lamento.
La RAE tiene un poco de culpa en esto, porque nos cuenta que normal es 1. adj. Dicho de una cosa: Que se halla en su estado natural. 2. adj. Habitual u ordinario. 3. adj. Que sirve de norma o regla.
Norma, regla, habitual.
¿Qué norma? ¿Quién la fabricó? ¿Con qué intención? ¿Habitual para quién?
Porque según esto, lo normal, hasta hace poco era que las mujeres no tuviéramos derecho al voto o que la gente la palmara de sarampión. Y tan normal no sería cuando hubo gente que buscó la solución y la encontró.
Pues el agotamiento, el aburrimiento y la desidia son tan anormales como las antiguas leyes electorales o morir por algo que era habitual y ahora es evitable.
Así que busquemos la cura, amigas.
Ya que no puedo eliminar “Lo normal” del vocabulario y ya que soy cabezota y necesito aportar un poco de solución a este mal que tanto me perturba, he optado por colocar peso en el lado opuesto de la balanza ¿Cómo? Pues enumerando cosas que no sé si serán normales para la Real Academia, pero que, desde luego, son deseables; porque no sé tú, pero yo no he venido aquí a ser normal, sino a pasármelo lo mejor posible, y para conseguirlo, he decidido:
Hacer cada día algo que me gusta. Una cosa mínimo, no hay máximo.
Planificar, no para hacer más, sino para descansar más y disfrutar más y divertirme más.
Reírme mogollón, sí, también cada día.
Cuidarme como la Diosa del Olimpo Vikingo que soy. Cuidarme por fuera, por dentro, del coco, del cuerpo. De todo, porque todo es mío.
Poner límites, aunque cueste, aunque a veces duela. Porque lo normal no es que me invadan, sino que me respeten. Y para eso me tengo que respetar yo primero.
Buscar soluciones, no rebozarme en los problemas.
Inventarme mi vida, vaya a ser que otro pretenda hacerlo por mí.
Hablarme bien, como si fuera una tía maja tratando con otra tía maja. O como a una Diosa vikinga con otra Diosa vikinga.
Rodearme de personas que me alegren, que me nutran, que me abracen, que me encanten. Con los otros no, gracias.
Y termino aquí porque llego a los tres minutos, pero podría escribir nueve millones de horas sobre la importancia de decidir cómo vivir el ratito que andamos por el planeta. Otro día sigo.
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P.D2.: en el último episodio de mi podcast hablo de 10 herramientas para mejorar un día chungo, os ha gustado mogollón. La verdad es que me ha quedado ideal, y he conseguido resumirlo todo en 18 minutitos, cómo soy con los tiempos, madre del amor hermoso. Lo puedes escuchar aquí.
P.D3.: ya te he contado que hace poco estrené membresía, que se llama “Té con Sol” y que incluye, cada mes:
Una mentoría grupal, que este mes será sobre ESTRATEGIAS PARA SIMPLIFICAR Y SER MÁS EFICIENTES.
4 artículos la mar de prácticos
1 reflexión/consejo/ejercicio diario que te ayuda a implementar el hábito de pensar en ti, de hacerte las preguntas correctas, de bajarte de la rueda de hámster.
Nada más suscribirte encontrarás un montón de contenido. Tienes toda la información aquí: Membresía “Té con Sol”
Gracias, Sol. Directa y clara, como siempre. Me haces reflexionar. Creo que en mi cerebro hay una idea: la de hacer cosas, la de avanzar, la dichosa productividad. Quitarte deberes de encima, tal vez. Pero sin tener en cuenta que alguna de esas cosas debe llevar ell apellido "agradable", "placentero" o "divertido". Y en ese hacer muchas cosas, una vez más nos olvidamos de nosotras por el camino.
Gracias.
Que maravilla! Y qué verdad