Querida suscriptora:
Cuánto hablo por aquí (y por todas partes) de la importancia de hacernos las preguntas correctas. Y hoy voy a hablarte de esas preguntas que evitamos, esas que nos generan un pellizco de incomodidad y nos hacen cambiar de tema rápidamente en nuestro diálogo interno.
Porque todas tenemos esas conversaciones pendientes con nosotras mismas. TODAS. Esos temas que aparcamos para "cuando tenga un momento", "cuando esté preparada", "cuando tenga más energía", “cuando acabe esto que que estoy haciendo” (o sea, nunca).
El problema es que lo que no afrontamos nos controla. Lo que no nombramos va creciendo y toma el poder, y eso es una mierda.
Así que hoy te propongo tres conversaciones difíciles pero imprescindibles que deberías tener contigo misma. Te va a costar, me vas a coger manía, pero te van a liberar, te lo digo yo, que me enfrento a ellas periódicamente (porque no, esto no acaba nunca, la vida es un camino, no hay otra)
1. La conversación sobre lo que realmente quieres (no lo que crees que deberías querer)
Esta es, seguramente, la más complicada porque necesitas diferenciar tu voz de todas esas otras voces que has interiorizado a lo largo de tu vida: la de tu madre, la de la sociedad, la de tu amiga, la de esa versión de ti que construiste cuando tenías 15 o 20 o 30 años y que ya no es la de ahora.
¿Cómo empezar esta conversación? Pregúntate (y quiero que te vuelvas majara perdida, desobediente, rebelde):
Si nadie fuera a juzgarme, ¿qué cambiaría de mi vida ahora mismo?
¿Qué parte de mi rutina actual mantengo solo porque es lo que "se debe hacer"?
Si pudiera reinventarme completamente, ¿qué conservaría de mi vida actual?
¿Qué me genera ilusión de verdad cuando lo imagino, aunque me dé miedo admitirlo?
Lo fascinante de esta conversación es que, a veces, descubrimos que nuestros deseos de verdad no son tan rarísimos o extravagantes como temíamos. No siempre queremos dejarlo todo y mudarnos a una isla desierta. A veces solo queremos más espacio para leer, para ver a nuestros amigos, para pasear más. O nos gustaría tener menos responsabilidades y compromisos , o dejar de intentar complacer a todo el mundo.
2. La conversación sobre lo que estás tolerando (y el precio que pagas por ello)
Esta conversación implica mirar con honestidad y mucho realismo las situaciones, relaciones y dinámicas en las que estás anclada, aunque sabes que no son lo mejor para ti. Porque, amiga, todas tenemos energía limitada, y lo que toleras te quita fuerza para lo que realmente importa. Lo que realmente importa eres tú y todo lo que quieres en tu vida (vete a la conversación número 1). Y observa qué sientes cuando afirmo que LO IMPORTANTE ERES TÚ, porque de ahí a lo mejor surge otra conversación incómoda (esto es un no parar)
Atrévete a preguntarte:
Si tuviera que decir tres cosas que estoy tolerando y que me drenan, ¿cuáles serían? (no te cortes un pelo)
¿Qué excusas me doy para seguir en esta situación? ("No puedo cambiarlo", "Podría ser peor", "Es lo normal")
Si una amiga me contara que está en mi misma situación, ¿qué le aconsejaría?
¿Qué podría hacer o tener si ahorrara la energía que gasto en tolerar esto?
A veces toleramos trabajos que no nos llenan, relaciones que nos joden vivas, hábitos que nos machacan... Y lo justificamos diciendo que "no es para tanto" o que "todas estamos igual". Pero la verdad es que no es así, lo que pasa es que nuestro cerebro siempre encuentra maneras de darnos la razón y nos fijamos en quien está mal, no en quien vive libre de mierdas que la drenan.
Por otra parte, qué más nos da cómo vivan los demás, lo que queremos es estar bien nosotras. Si el resto decide desperdiciar el rato que pasamos en el planeta es asunto suyo, no tuyo.
3. La conversación sobre tus miedos reales (no los que dices tener)
Algunos ejemplos…Decimos que tememos fracasar, pero en realidad tememos el juicio ajeno. Decimos que nos da miedo el cambio, pero lo que realmente nos asusta es la incertidumbre. Decimos que tememos no estar a la altura, pero lo que nos paraliza es la idea de brillar demasiado, vaya a ser que me critiquen, vaya a ser que parezca prepotente.
Para tener esta conversación sobre tus miedos, pregúntate:
¿Qué es lo peor que podría pasar si hago esto que me da miedo? ¿Y luego qué? ¿Y después?
Si este miedo pudiera hablarme, ¿qué me estaría diciendo exactamente? ¿De qué quiere protegerme?
¿Este miedo es realmente mío o lo he heredado?
Si este miedo desapareciera mañana, ¿qué sería lo primero que haría?
Cuando identificas el miedo real, muchas veces descubres que es mucho más manejable de lo que pensabas. Y, sobre todo, puedes empezar a distinguir entre los miedos que te protegen y los que solo te limitan.
Como te decía al principio, estas tres conversaciones no se tienen de una vez. Son diálogos continuos, que se van profundizando con el tiempo, a medida que vas levantando capas.
¿Qué te sugiero? Que elijas una de estas conversaciones y empieces a trabajarla esta semana. Escribe cinco minutos al día sobre ella. Hazte las preguntas.
¿Con cuál vas a empezar? Me encantaría que me lo cuentes en los comentarios.
P.D.: en el último episodio de mi podcast hablo con Igor Fernández sobre la inmensa diferencia que hay entre priorizarnos y ser egoístas. Analizamos la incomodidad que nos produce el ponernos en primer lugar en nuestra vida, cómo gestionar las reacciones de los demás cuando empezamos a liberarnos de responsabilidades ajenas. En fin, escuchar a Igor, psicólogo y psicoterapeuta es un lujo que hay que disfrutar. Nos puedes escuchar aquí
P.D2.: Esta noche termina el descuento en mi formación ESCRIBE PARA APRENDERTE. Hasta medianoche vale 59 euros y luego 69. Y el lunes cierro las puertas hasta el 2026.
En solo 4 sesiones, mujeres como tú que hicieron la formación el año pasado han sido capaces de:
Deshacer bloqueos internos que llevaban AÑOS impidiéndoles avanzar
Identificar patrones de pensamiento que les robaban energía todos los días
Tomar decisiones que habían estado posponiendo por miedo o inseguridad
Si decides inscribirte, puedes hacerlo aquí y, en ese caso, nos vemos el 14 de mayo en nuestras pantallas, querida.