Escribo esto un lunes, a las tres y pico de la tarde, al día siguiente de que se hayan celebrado los Grammy 2024 y de que a Miley Cyrus le hayan otorgado uno que premia su tema himno “Flowers”. Ya escribí aquí lo que me inspiró en ese momento, la paz que te envuelve cuando te das cuenta de que él ya no te duele. El poder vuelve a ser tuyo y tú vuelves a ser tú. Más, incluso, que antes de él.
Pasados los meses desde el estreno de su canción divina, Miley, con sus piernas infinitas, su talento infinito, su vestido infinito y su alegría infinita se sube al escenario, recoge su merecidísimo galardón, se cambia de modelo y nos regala una fiesta. Que es suya y también es nuestra, porque todas hemos sido ella, llenas de dolor y luego llenas de alivio y de autoamor. Espero que la chavala sea consciente de todo lo que nos provocan su temazo y su actitud. Cómo, para cuando llega el estribillo, ya nos sentimos sólidas, enormes, efervescentes. Si andas bien, te sientes mejor y si el día asomaba chungo, se arregla por momentos.
Nos contagia, nos anima la mañana, el día y nos cuenta que ese es el objetivo: pasarlo extremadamente bien y aplaudirnos. Que no siempre lo conseguiremos, pero que eso es lo que quieres, no te me despistes, que nos conocemos. Contarnos que Ole nosotras, porque sí.
Que las decisiones dolorosas acaban con las vidas dolorosas y que también esto pasará.
Que no escatimemos en purpurina, lentejuelas, boas de plumas, bailes, cánticos y celebraciones. Pero no en los Grammys, sino en la vida entera. Porque no sabemos cuánto dura una vida entera. Sí, lo has adivinado: te voy a repetir que no eres eterna, porque no lo eres, querida y porque, reconócelo, se te olvida. Y porque, aunque duremos doscientos años, nos merecemos honrarlos toditos.
Hago una pausa mientras escribo y contemplo a través de la ventana, mis montañas, tan soleadas. Y me recuerdo que en diecinueve días cumplo cincuenta y un años. Y flipo. No sé dónde ha ido el último año: hace nada estaba yo cantando a la Jurado en el karaoke de Huertas con una peluca interminable, con un montón de amigos interminables.
Y ya estamos aquí, otra vez.
Tampoco sé muy bien adónde han ido los otros cincuenta, la verdad, pero sé que si voy al carrete de fotos de mi móvil aparecen imágenes que no son el escenario del Grammy, pero casi. Cuanto bailoteo, cuántas noches con bolas de espejos discotequeras, cuántas mañanas con el tacón en mano, cuántas carcajadas bien compartidas, cuántos baños en pelota picada en el mar transparente de mi isla, cuántos abrazos y viajes y conciertos y lagrimones de emoción. Alguno fruto del dolor y la decepción y la tristeza, claro, pero los menos. Creo. Olvido rápido lo que no me sirve.
Le doy las gracias al Universo y también a mí, la verdad, por dejarme muchos trozos de piel mientras aprendía a disfrutar. Qué miedo da llevarle la contraria a lo que crees que eres, Madrededios.
Todo lo bueno está al otro lado del miedo, dijo alguien muy listo. Imagino el acojone de la Cyrus al enarbolar su drama para crear el himno, al abrirse en canal y contar su verdad. Mírala ahora, brillando, literalmente; demostrándonos que el truco está en conseguir que la ilusión sea tan enorme que aplaste tus dudas. Que cuando, por fin, te sabes capaz y suficiente, tus temores cierran el pico.
Gracias, Miley.
PD: en el último episodio de mi podcast hablo sobre el maldito Síndrome de la impostora. Yo espero que Miley no lo sufra, pero todo es posible, porque el muy cabrón no discrimina. Escúchalo aquí (el episodio, no al Síndrome)
Gracias a ti Sol, porque tú eres nuestra Miley, ella lo canta y tú nos lo dices, y nos lo escribes 👏🏻👏🏻… Que empiece la semana de las diosas vikingas que somos 😜😘😘 Feliz fin de semana!!
Gracias Sol! Gracias Miley!!!
Tu eres nuestra Flower Power!!!
Me parecío increíble su actuación, su puesta en escena, su energía, esa forma de disfrutar de su fiesta y reconozco que recordó mucho a Tina Turner, otra Diosa.
Feliz Finde!!! Me encanta leerte!!! 🙌🏻🙌🏻❤️❤️❤️