Me encanta juntarme con tías más jóvenes que yo. Chavalas de treinta y pico cuyos treinta y pico se desarrollan en un escenario muy diferente al de mis treinta y pico. Hablo del mundo en general y de Tinder y sucedáneos en particular. Quién nos iba a decir que iba a aparecer un iconito que te permitiría ampliar el tonteo a lo loco. En un bar el límite, por tiempo y espacio, era de dos o tres cada noche; ahora, un martes cualquiera, a las seis de la tarde, puedes hacerlo con sesenta y sin despeinarte, o mejor, sin peinarte. En pijama y desde tu sofá. Las probabilidades de que haya marro (que decían en mi pueblo) se multiplican exponencialmente, claro. Las probabilidades de encontrarte a un gilipollas, pues también. Estadística pura.
Os cuento esto, porque la semana pasada comí con una de mis amigas jóvenes, Carla, que me cuenta siempre de sus rolletes y sus cosas de persona soltera y usuaria de aplicaciones de ligoteo. Sus relatos dan, no para tres minutos, sino para tres años. Que si los que hacen ghosting (o sea, los Mareadores de toda la vida de Dios), que los que quieren casarse después de la segunda cita (contigo y con todas las que ha quedado esa semana), que si los que tienen que darle al asunto viendo porno porque si no, no hay manera (qué lastimica). Y el último, para mí el más espectacular, el que más denota que algo hemos avanzado, pero que lo seguimos teniendo jodido, amigas. Cómo sigue estando el patio, Mother of God. Os cuento:
Carla queda con un chico, la cosa se anima. La cosa se anima mucho y acaban, ya sabéis, pues ejecutando el acto sexual, por decirlo finamente. El acto sexual más breve y veloz de la historia. Ups. Serán los nervios, será el calor, será lo que sea. Vamos a darle otra oportunidad.
Segundo acto, pues un poco más largo, pero brevísimo.
Carla se dice a sí misma que a la tercera va la vencida y, que venga, vamos a intentarlo, que el chico es majo y no está el percal como para ser tiquismiquis. Resultado: siete minutos de actuación.
Carla es buena persona, pero tampoco ha venido al mundo a sufrir, así que decide hablar con el chico por si hay algún problema, por si se puede resolver algo, por si él quiere gestionarlo. Cuál es su sorpresa, cuando la respuesta del, vamos a llamarle Hombre Precoz (en adelante el HP), es DEBERÍAS DE ESTAR ORGULLOSA.
Incomprensión. Silencio. Flipe total.
¿Orgullosa de qué, exactamente?, espetó mi amiga.
De lo que me pones, contestó el HP, tan pancho.
Mi Carla que se queda ojiplática, boquiabierta, en shock total.
Por supuesto, mi amigui no volvió a quedar con el HP, ya no por lo de P, sino por lo de G, de gilipollas. Porque hay que ser muy animalito para creer que Carla, o las mil Carlas que habrán pasado por sus carnes antes están aquí para ponerle, para darle gustirrinín del rápido, para estar orgullosas de que semejante Homo Erectus Brevus Precozus se sienta atraído por ellas. Cuántas otras habrán cerrado el pico, cuántas se habrán creído el cuento de que la P no está relacionada con una disfuncionalidad del chaval (ante la que manifiesto mi solidaridad y pido por aquí que si algún otro HP me lee haga lo que hay que hacer, que es ir a un especialista, por favor) sino que deberían aplaudir por conseguir su objetivo vital: procurarle satisfacción al macho y olvidarse de la suya propia.
Lo que aquí es sexo, en la vida es todo lo demás. Cuántas mujeres me cuentan por privado que se han dejado llevar por los deseos y las necesidades ajenas hasta diluirse, hasta no reconocerse. Cuántas son incapaces de dar un no por respuesta, de priorizarse, de darse la importancia que se merecen. Y es que empezamos por el catre y acabamos lavándoles la ropa y cocinándoles, porque algo habrá que darles a cambio del orgullo de que estén contigo.
Solo un recordatorio que espero nos sirva de vacuna ante cualquiera que pretenda recibir oro a cambio de mierda: estar orgullosa nunca debería depender de todo lo que entrego, sino de lo bien que me trato.
P.D. Ayer salió un nuevo episodio de mi podcast y trata de cómo gestionar los picos de estrés, esos que aparecen cuando confluyen unos cuantos factores desquiciantes al mismo tiempo. Esta vez estoy acompañada de mi queridísimo @vivirconangel, educador socio-emocional especializado en estrés y ansiedad. En solo media horita te llevarás herramientas prácticas para volver a tu centro. Puedes escucharlo aquí.
Ayyy... Me imagino a Carla diciéndole:
-De tus 7min de mierda, a Sol le han sobrado 4 para escribir su newsletter y hacernos reír y pensar un poco. También puedes estar orgulloso.
Por cierto, el episodio del podcast me ha encantado.. Y las tomas falsas en @vivirconangel más!!
😂
Bueno bueno... este HP da su toque mágico con su minivarita y ya podemos estar satisfechas... Claro que si... este orgullo es lo mismo que el prestigio que da trabajar/estar con otros que ven el mundo con las mismas gafas y desde su ombligo.
Pasa que, a muchas de nosotras, ni ese orgullo ni ese prestigio nos aportan nada...
Como te he oído decir muchas veces: caminen!!
Que se nos despeje el entorno de estos especímenes! 😁😁😁