No me escondo: soy una privilegiada. Chimpún.
La privilegiada que escribe lo hace hoy con vistas al mar más bonito del mundo. En una estampa de esas super instagrameables, encima en Ibiza, toma ya. Antes de este mar anduve en la nieve y, antes de eso, entre rascacielos neoyorquinos. Pero el privilegio no consiste en viajar a los sitios que salen en las redes, amigas, no nos equivoquemos.
El privilegio no es el lugar, sino lo que significa para una: paz, conexión, diversión, aprendizaje. El privilegio no es la foto, sino la mirada del fotógrafo.
El privilegio no depende de lo que hay, sino de lo que tú ves. Un mar verde esmeralda puede parecer un asco supino cuando se te ensucian las gafas de ver el mundo. No siempre he sido privilegiada, hubo momentos en los que me dolía respirar, mirar, existir, ya fuera frente al Mediterráneo o entre mis rascacielos adorados. Espero que el sufrimiento cegador no vuelva y hago todo lo posible para que así sea.
El privilegio no es sentarme frente a este mar, escuchar un silencio extraordinario, que me rodee una belleza tan inmensa como indescriptible. El privilegio es darme cuenta y el privilegio es no dar nada por sentado; la vida, si sabemos escucharla, nos cuenta que lo imposible ocurre. Saber que ni este instante ni yo misma somos eternos. Celebrar una salud, la del cuerpo y la del coco, que me permiten apreciar este y tantos tesoros: una canción bonita e inesperada, el olor del jazmín, un musical de Broadway fabuloso, el abrazo de un amigo. Respirar el olor delicioso del bizcocho que hay en tu horno y merendarlo aún calentito.
El privilegio es, también, festejar el privilegio ajeno, el gustazo ajeno, y sentirlo como si fuera propio. Admirar e inspirarse. Inspirar. No saber lo que es la envidia, porque la muy petarda te corroe y te arruga el jeto y el alma, qué horror. Y te resta libertad, y el gran privilegio es sentirse libre, de los rollos de los demás y de una misma y de la culpa y del enfado, que también corroen y también arrugan. El privilegio es saber esforzarte para moverte desde donde estás hasta donde quieres llegar.
El privilegio es proteger sin culpa y sin remilgos tus espacios, tus tiempos, tus silencios, tu soledad, tus pasiones, tu entusiasmo, tus decisiones. Acompañarte bien porque huyes de los clavos ardiendo y de lo malo conocido. Chorrear curiosidad por todo lo bueno que te queda por conocer.
El privilegio es esperar el atardecer de hoy como si fuera el primero, o el último (lo contemplo mientras te escribo, lectora, y ojalá pudiera contagiarte el azul, el rosa, el horizonte de terciopelo); ilusionarte al empezar un libro nuevo y llorar de emoción al terminarlo, creer que nunca más leerás algo tan maravilloso. Ponerte muy contenta por dormir en sábanas limpias que huelen que lo flipas; disfrutar de un té calentito mientras escuchas a Norah Jones, o a quien sea que cante bien y te guste mucho.
El privilegio es que te gusten mucho muchas cosas, más de mil y más de un millón, y buscar aún más para que nunca se agoten, porque el partido acaba cuando suena el pitido final y para eso queda mucho, espero; pero si queda poco, que el pitido nos pille con los deberes hechos y bailando la vida.
Que maravilla Sol!!! Que MARAVILLA!!!! Me encanta seguirte, leerte, escucharte y verte en IG, porque como tu bien dices, no envidio los lugares donde vas y tus vivencias, pero si que admiro la alegria y la paz que transmites. Transmites que eres Disfrutona( en sentido positivo) y te admiro por ello.
Me encuentro en el momento que tengo las gafas de ver la vida muy sucias y me cuesta hasta respirar, pero trabajando duro para limpiar las gafas y respirar a pleno pulmón. Cuesta muchas decisiones duras y muchas renuncias, pero la recompensa se que merecerá la pena.
GRACIAS 💚
Realmente maravillosa. Me anoto frases tuyas constantemente pero hoy hay una para enmarcar: Privilegio no depende de lo que hay, sino de lo que tu ves. Gracias por tu generosidad. 🙏🏼♥️