Qué necesario es decir adiós, amigas. Soltar, dejar ir. Deshacernos de lo que fue, pero que ya no es. Hablamos de relaciones de todo tipo: amorosas, laborales, incluso familiares. Hablamos incluso de la relación que tenemos con nosotras mismas. Cuando algo pesa, cuando arrastras, ten la seguridad de que el paso a dar tiene que ver con despedirte, no con soportar.
Llevo días dándole vueltas a la necesidad que tiene la mayoría de la gente de despedirse en compañía. Me explico: la relación con ese chico ya no funciona y, en lugar de soltar y seguir avanzando, sin más, quieres tener una conversación para lo que muchos llaman “cerrar”. Muchas veces, eso se plantea como algo que hay que hacer, porque es lo normal, porque es lo que toca. No sé dónde está escrito, ni quién lo legisló, pero parece que hay una norma no escrita que te obliga a deshilachar todos los estadios de la relación, a buscar la explicación detallada de por qué esto se ha terminado, ignorando que la mayoría de finales son, simplemente, tan inevitables como lógicos.
Igual me equivoco, pero juraría que este asunto tiene más que ver con la resistencia a dejar ir que con la voluntad de hacerlo correctamente.
Y es que despedirse, cerrar, terminar es mucho más una cuestión interna que externa. Cuántas veces nos sentimos a miles de quilómetros aunque sigamos en el mismo lugar. El objetivo no es que el otro se dé cuenta, que el otro me explique, encontrar la pieza que se ha roto. El objetivo es liberarme, dejar espacio para que lo nuevo llegue y me permita crecer y avanzar. No necesito justificaciones, solo darme permiso para hacerlo.
No aferrarme, no atarme a la muñeca ese globo que antes volaba y ahora, deshinchado, arrastro a mis pies, hecho un guiñapo. Esta metáfora no es mía, sino de James Corden en una charla gloriosa con Jay Shetty que os recomiendo encarecidamente.
No es necesario saber los por qués, sí el para qué: para ser libre, para sentirme dueña, para sentirme ligera.
Ese dejar ir no es solo para las relaciones de pareja. En algún momento, habremos de dejar ir la relación que hemos tenido con nuestros hijos hasta ahora, para crear otra que se adapte a la nueva realidad.
Quizás, lo saludable, cuando sentimos que la relación con algún miembro de mi familia me duele o me entristece tenga que despedirme de la idea de que eso no debería de ser así para aceptar lo que realmente es y, desde ahí, tomar la decisión de irme o de quedarme. Y de cuáles son las condiciones bajo las que me quedo.
Cuántas veces nos atamos a un trabajo, porque hemos invertido mucho tiempo en llegar hasta aquí. El aquí me jode viva, pero voy a quedarme. Un poco como acabar un postre repugnante porque te ha costado una pasta.
En algún momento sería bueno que buscaras dónde está el nudo que te impide reconocer ese sinsentido. Que contestaras tú, y no los que te enseñaron a vivir, para qué insistes en conservar los lastres que te impiden remontar, en lugar de tirarlos por la borda y abrirte a la posibilidad.
Probablemente, para despedirnos de todas las relaciones que acabo de enumerar, sea necesario, primero, dejar atrás a una Yo que ya no me sirve y darle el relevo a otra Yo que me permita virar, ser flexible. Una Yo plenamente consciente de lo efímera que soy, porque interiorizar que andamos por el planeta solo un ratito ayuda bastante a cerrar lo que ya no para abrir lo que ahora sí. Una Yo lo suficientemente valiente como para contarse una historia nueva y completamente desconocida.
P.D.: si te ha molado este artículo y lo compartes, hazlo con el enlace, porfa. Me haces un favorazo a mí y a quien quiera leerlo. Gracias mil
P.D2.: estoy recibiendo una cantidad enorme de comentarios sobre el último episodio de mi podcast sobre 5 herramientas contra el burnout (estrés y agotamiento dicho en moderno) y es que es un mal muy extendido. Yo lo sufrí, y a lo bestia, y en este episodio comparto lo que me ha servido para gestionarme.
P.D3.: no compres el audiolibro de APRÉNDETE, que llega Sant Jordi y se vienen rebajas de las buenas.
Guauuuuu, hoy me has tocado de lleno. “Cuántas veces nos atamos a un trabajo, porque hemos invertido mucho tiempo en llegar hasta aquí. Y el aquí me jode viva…
Boom! Y me estalla la cabeza, pero ya no voy a quedarme, por fin tomando decisiones, con miedo, con mucho miedo, pero ya no quiero este postre que tanto me costó. Mil gracias 💖
Gracias Sol! Siempre le he dado mil vueltas a tener que hablar para dejar relaciones sobretodo con amistades y pareja, y como dices tú ¿Dónde está escrito eso? ¿Quién dice que eso sea lo correcto?
Al final remueves la 💩 y ¿para qué? Para intentar hacer siempre lo "correcto" y después de hablar, quedarte hecha polvo y sentirte mal.
A mí hoy denuevo me has abierto los ojos, un besito. Feliz finde! ❤️