Hola, suscriptora de mis amores, hoy me he despertado con este título en la cabeza, y no suele pasar, a veces paso más de una hora dándole vueltas al tema de estos #TresMinutos. Pero hoy me he visualizado yo en un pódium, ideal, con la medalla de oro colgada del cuello, contándome que voy ganando. Felicitándome a lo loco.
Qué poco nos felicitamos, cambiemos esto, chavalas.
Y, claro, para felicitarnos es importante saber qué es lo que nos hace sentirnos ganadoras. Ganar no comparándonos, no compitiendo. Nooo, esa es una concepción antigua y como muy machuna.
Ganar es estar más a gusto que la hostia en tu propia vida, y ya. Y ganar es, también, tratarnos con amabilidad cuando la vida nos pega un revolcón, porque eso pasa, inevitablemente.
Pero a lo que iba, me ha apetecido hacer un listado de todo eso que me sirve para ganar mi oro particular, para subirme a mi pódium particular. Para aplaudirme, celebrarme, abrazarme mucho. Para sentirme ganadora, poderosa, Diosa del Olimpo Vikingo.
Empecemos en el orden correcto, porque cuantas veces os he comentado que a veces es más importante soltar lastre que perseguir. Nos quitamos peso de encima y salimos volando cual globo aerostático.
Eliminemos todo lo que nos hace perder, o sea: la pereza, el sedentarismo, hacerle caso al miedo, estar más pendiente de lo que dicen los demás que de lo que yo sé. Enroscarme en bucles mentales sin sentido porque no me llevan a ninguna parte, solo a agotarme.
Lo que me hace ganar es: escuchar a mi intuición, descansar, rodearme de belleza, decir que no a lo que quiero decir que no, soñar en grande.
Hablarme como le hablaría a la persona que me cae mejor en el planeta, poner límites. Hacerme cargo, solamente, de aquello sobre lo que tengo poder.
Recordarme que no soy eterna y que el día de hoy no se va a repetir, así que más me vale relamerlo. Posponer, solo, si no queda más remedio, es que no sé cuánto rato me queda por aquí.
Recordarme que allá donde va mi atención voy yo, así que más me vale colocarlo en todo lo que sí quiero, sí puedo, sí tengo. En mi sueños, que son enormes y bonitos. En mí, que cuando me lo propongo puedo ser enorme y bonita. Y tú, ojito.
Escribir cómo me siento, qué necesito, cuáles son mis objetivos, escribir la vida porque sé que se diluye a mi paso.
Serme fiel SIEMPRE. Inventarme mis ilusiones, porque ya sé que no caen del cielo. Pensar mucho, en positivo, buscando soluciones y no problemas, sobre todo lo que quiero. Lo que quiero sentir, no lo que quiero tener.
Buscar la inspiración todos los días de mi vida.
Elevar el dron para ver el panorama completo y poder elegir desde la libertad real.
Responder a las impertinencias con un silencio interminable.
Interiorizar que no puedo hacer nada por predecir mi futuro, pero puedo hacer mucho por inventarlo.
Meditar cada día, porque yo quiero ser la dueña de mi mente que para eso es mía y no a la inversa.
Vivir con intención, porque la deriva es una mierda. Darme todos los masajes que puedo. Charlar con mis amigos todo lo que puedo.
Contarme que me merezo el cielo. Escuchar a mi cuerpo, que no me miente como mi coco. Tener clara la diferencia entre esfuerzo y sufrimiento, abrazar el primero y desechar el segundo.
Repetirme que la disciplina me regala mi libertad. Menear mi cuerpo, aunque no tenga ganas, porque tengo un objetivo: ser funcional hasta que la palme.
Empezar aunque sienta que no estoy preparada, porque nunca voy a sentir que estoy preparada para nada nuevo. Y lo nuevo me gusta, porque lo nuevo me expande.
Hasta aquí mi listado (el de hoy, ya seguiremos)
Me encantaría que me dejaras en comentarios todo eso que te hace sentirte ganadora, porque compartir es de guapas, porque las unas nos inspiramos a las otras.
Te dejo aquí un episodio de mi podcast en el que comparto contigo 6 estrategias contra la parálisis por análisis. Porque desde el estancamiento no nos sentimos ni ganadoras ni nada bueno. Espero que te sirva.
Feliz sábado,
Sol
Gracias por continuar. Me subo al podium casi todos los días por no decir todos, porque me gusta lo que hago y me merezco el podium, porque aguanto con una sonrisa a aquella persona que la diría que es una petarda ( trabajo cara al público), porque llego a casa agotada después de 12 horas de trabajo y sigo pensando que al día siguiente voy a tener la suerte de seguir trabajando en lo que me gusta, porque sigo estudiando a mis 62 años y nunca veo el final de hacerlo porque es un infinito lo que me queda por aprender. Etc etc Creo que todas nos merecemos el podio por la superación diaria y por el disfrute de lo que nos guste. Gracias de nuevo Sol
Pues claro que sí, gracias a lo que nos cuentas, soy capaz de darme cuenta de aquello que he conseguido últimamente y me hace sentir feliz y triunfadora, me pensé escribir e ilustrar cuentos infantiles en Agosto del año pasado y ya voy el tercero, sería un ejemplo para poder compartir y animarnos unas a otras. Muchísimas gracias Sol, que sepas que en parte, te lo debo a ti