Ya he hecho unos cuantos directos con mi querido Paulo G. Conde (no dejéis de leerle nunca) recomendando lecturas, pero echaba de menos contaros cuáles son esos libros que tengo en la estantería más destacada dentro de mi coco, esos sin los que no sería quién soy, porque sus palabras se me quedaron tatuadas para siempre. Probablemente hayas leído muchos de ellos, pero si no lo has hecho, te los recomiendo encarecidamente, cogiéndote por los hombros, sacudiéndote y gritándote “¡Empieza ya, que me lo vas a agradecer!”
Biografía del silencio, Pablo d´Ors: no voy a caer en el rollo de “En un tiempo como este, con tanto ruido, mejor leer sobre el silencio”. El ruido más molesto es el de dentro y ese lo hemos sufrido de siempre. Este es uno de los pocos libros que he leído dos veces seguidas. Hay que masticarlo, saborearlo y dejar que se te cuele por todas partes.
Como agua para chocolate, Laura Esquivel: siempre digo que este libro, junto con “La casa de los espíritus” fueron los que provocaron en mí las ganas interminables de escribir. Curiosamente, o no, ambos tienen un componente mágico. Aquí, las emociones de quién cocina se contagian a todos los que comen, para bien y para mal. Una preciosidad.
También esto pasará, Milena Busquets: qué duelo tan auténtico, tan crudo y tan bonito narra Milena disfrazándose de Blanca, la protagonista, que echa de menos a una madre omnipotente, dura, inolvidable.
“El olvido que seremos”, Héctor Abad Faciolince: yo a Laura Riñón le debo muchos momentos felices, conocer en su librería a este señor es uno de los más remarcables. Qué compendio de ternura, sabiduría y sencillez. Y cuánto amor, tan bien contado, encierra este libro. Leerlo me hizo ser mejor madre.
“La hija del Ganges”, Asha Miró: de todos, este es el más importante de la lista, porque fue el factor definitivo para que yo decidiera adoptar a mis hijos. El libro narra, en paralelo, la historia de Asha, mientras deseaba unos padres en su India natal, y también la historia de unos padres que, en Barcelona, la buscaban sin saberlo.
Muchos años después de leerlo, y como la vida es así de maravillosa y mágica, yo le tomaba el relevo a Asha en una firma de libros en mi primer Sant Jordi. Llorando como si no hubiera un mañana le conté cómo su historia me había conmovido hasta tal punto que me empujó a tomar la decisión más importante de mi vida. Nos abrazamos un buen rato y yo lloro otra vez a chorros ahora recordándolo. Soy un charco.
Creo profundamente que, en el rato que andamos por el planeta, deberíamos escribir nuestra propia historia, una que nos gusta, que sea grande y bonita. Y estoy convencida de que una de las herramientas que más nos ayudan a hacerlo es contemplar las de otros, sean reales o no, para tomar perspectiva, para sentirnos parte de algo más grande que nosotras, para inspirarnos y para mantener el mariposeo en el estómago por los siglos de los siglos. Espero que estas letras os emocionen tanto como a mí.
Feliz sábado,
Sol
Gracias Sol.
Qué bonito tener tan tan definida esa lectura que te inspiró hasta ese punto.
Yo creo que los libros nos llegan en el momento adecuado y nos moldean de alguna manera.
Para mí, la vida sin libros sería otra cosa, más sosa, más gris.
Gracias por compartir esos libros que son importantes para ti. Y gracias por emocionarte así.
Feliz sábado.
Gracias por inspirar de ésta forma tan salvaje y sublime a la vez, en vacaciones leerte también es un placer 📖❤️