Podemos contarnos todas las historias y mentiras del mundo. Crear mil justificaciones y excusas, pero la verdad es que lo que más nos frena, nos aplasta y nos jode es lo que nos decimos a nosotras mismas.
Nos repetimos que el problema es la falta de tiempo, de recursos o de oportunidades. No me gusta generalizar, pero en los años que llevo acompañando a personas para que cumplan sus objetivos me he dado cuenta de que el factor fundamental para llegar o no llegar es nuestro diálogo interno. Todo eso que nos contamos una y. otra vez sobre nuestra valía y nuestras posibilidades.
Yo también he caído en trampas mentales que me han frenado, ojo, que aquí hemos pecado todas. Y con el tiempo he aprendido que, así como creamos nuestros pensamientos, también podemos cambiarlos.
Aquí te cuento tres pensamientos que en algún momento me han bloqueado y cómo les he dado la vuelta para acercarme a todo eso que quiero en lugar de quedarme anclada en todo lo que no quiero.
1. "Si no lo hago perfecto, mejor no lo hago"
La trampa del perfeccionismo es un asco, porque parece una virtud, pero es una forma de miedo disfrazado, escondido la mar de bien.
Durante mucho tiempo, pensaba que si no podía hacer algo bien desde el principio, no valía la pena intentarlo. Postergaba proyectos, dudaba antes de lanzarme a algo nuevo y me paralizaba ante la posibilidad de no estar a la altura.
Me encantaba el Derecho Internacional pero no pensaba que pudiera ser brillante dedicándome a ello, así que ni lo intenté. Lo mismo con crear un estudio de interiorismo cuando acabé mi segunda carrera: no iba a ser todo lo perfecto que yo quería, así que mejor no hacer nada.
Hasta que me di cuenta de algo: lo perfecto es enemigo de lo hecho.
Nadie empieza sabiendo todo. Nadie es brillante desde el primer día. Y lo que te hace avanzar no es la perfección, sino la práctica.
🔄 Cómo lo cambié:
Me obligué a empezar antes de sentir que estaba preparada. Me repetí una y otra vez: "Mejor hecho que perfecto". Y me di permiso para mejorar sobre la marcha. Me centré solamente en el siguiente paso a dar, no en el supuesto resultado perfecto que tenía (creía yo) que obtener.
2. "Si no tengo todo claro, mejor espero"
Y pensando esto puede llegar el juicio final y encontrarte anclada en el mismo sitio. Esperando se pasa la vida sin que tú hagas nada por construirla.
Lo que nadie nos ha contado es que la claridad no llega antes de actuar. Llega después. Llega mientras. Llega en el camino. Porque solo ahí vas a saber, ya no las respuestas, sino las preguntas que has de formularte.
No necesitamos tenerlo todo resuelto antes de empezar. La única forma de descubrir lo que queremos y cómo conseguirlo es probando, ajustando, aprendiendo en el camino.
🔄 Cómo lo cambié:
Apliqué la teoría del producto mínimo viable. Empecé a hacer pequeñas pruebas, minimizando riesgos al máximo. Empecé a moverme en la dirección correcta, esa que me acercaba a lo que quería, sin esperar certezas absolutas. Hagamos siempre más de lo que sí y menos de lo que no para colocarnos en la frecuencia adecuada.
Me pregunté "¿Cuál es el paso más pequeño que puedo dar hoy para acercarme a lo que quiero?" No es un salto al vacío, es un pasito, un moverme.
3. "No soy suficiente"
No es que me lo dijera, ni lo pensara. Y eso es lo más peligroso, porque la creencia se esconde para ser efectiva y se refleja en lo que hacemos. En todo lo que no intentamos, en todo eso a lo que no nos atrevemos.
"No soy lo suficientemente buena", "No tengo suficiente experiencia", "No sé lo suficiente". Todo es parte del mismo rollo castrante.
Pasa un poco como con el número dos: la única forma de sentirnos suficientes es actuando como si ya lo fuéramos. Movernos antes de sabernos capaces.
🔄 Cómo lo cambié:
Preguntándome MUCHO. Me hago preguntas cómo "¿Quién ha decidido esto? ¿Dónde está la evidencia de que no soy suficiente?" Y la respuesta suele ser un silencio de lo más revelador.
De nuevo, la confianza no llega antes de hacer algo, llega después de hacerlo una y otra vez.
Nuestros pensamientos determinan nuestras acciones. Y nuestras acciones determinan nuestra realidad, o sea, las personas que somos. Podemos elegir pensamientos que nos aplastan o pensamientos que nos impulsan. Podemos animarnos o contarnos cosas horribles sobre nosotras mismas. Podemos obedecer a la inercia natural de nuestro cerebro miedoso o cuestionarlo y entrenarlo para que nos construya en lugar de destruirnos.
Podemos quedarnos en la nada o empezar a avanzar hacia algo.
La pregunta no es si podemos cambiar, sino si queremos hacerlo. Si estamos dispuestas a grabar el precio necesario. En mi opinión, el esfuerzo necesario no es nada comparado con la satisfacción de convertirnos en la persona que queremos ser.
¿Cuál de estos pensamientos te ha frenado o te está frenando a ti? Déjamelo en comentarios, no hay nada más enriquecedor que sentirnos parte de un grupo al que le pasa lo mismo que a nosotras y busca soluciones en la misma dirección.
P.D.: si, al leer esto, te has dado cuenta de que hay algo que te bloquea en algún aspecto de tu vida, te dejo aquí un PDF con tres ejercicios que yo uso cuando no tengo ni idea de cuál es el siguiente paso. Cuando necesito claridad y preguntas que me entreguen todo el poder. Puedes descargarlo AQUÍ.
P.D2.: AMIGAS, noticias tengo. La nueva formación que va a ocupar mi membresía desde julio hasta diciembre de este año es “AUTOESTIMA Y AUTOVALORACIÓN: construye una relación sólida contigo misma”. En las sesiones mensuales, te contaré cómo fortalecer tu relación contigo misma, dejar atrás la autocrítica destructiva y aprender a priorizarte sin culpa.
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Si lo que te frena es el síndrome de la impostora, esa distorsión que te cuenta que eres un fraude, que estás aquí por suerte y que en cualquier momento te van a pillar te recomiendo que escuches el último episodio de mi podcast, en el que comparto micro con Marta Verona, nutricionista, cocinera y ganadora de MasterChef 6. Nos cuenta cómo nunca se sintió merecedora de ese primer puesto. Cuánto estrés le han supuesto todas las oportunidades que le han llegado desde ese momento y cómo ha aprendido a gestionarlo. Un chorreo de honestidad y cercanía. Puedes escucharnos AQUÍ.
Gracias, Sol. Me quedo con 'Lo que nadie nos ha contado es que la claridad no llega antes de actuar. Llega después. Llega mientras. Llega en el camino.'
Qué cierta es esta frase y cómo nos solemos olvidar de esta realidad.
Mil gracias. 😊