Ayer impartí la última sesión de “Escribe para aprenderte”, una formación que tiene como objetivo implementar el hábito de escribir con tal de mejorar nuestro autoconocimiento, nuestra claridad mental y nuestro foco.
La formación constaba de cuatro clases, las primeras tres se daban durante tres días seguidos en mayo y la cuarta un mes después, con la intención de dejar tiempo para que mis alumnas implementaran los ejercicios y definieran sus dudas o conclusiones.
Estábamos hablando ayer sobre la importancia de decidir cuándo nos vamos a dedicar ese rato de escritura y autocuidado, de bloquearlo en la agenda y de sortear las trampas que nosotras mismas nos ponemos cuando una de mis alumnas comentó lo difícil que era concentrarse y conectar con una misma cuando tenemos un mundo de distracciones rodeándonos: teléfono, redes sociales, etc.
Lo dijo como si no tuviéramos ningún poder para ignorar todo eso que aparta el foco de lo realmente importante. Evidentemente, no voy a negar que existen mil elementos en la vida, y no todos tienen pantalla, que dificultan la labor de concentrarse y tampoco voy a negar, porque es una realidad, que tenemos todo el poder para ignorarlos y decidir a qué le dedico mi tiempo. El tiempo de mis pensamientos, el tiempo de mis actos, el tiempo de MI VIDA.
Se nos olvida que somos las dueñas del móvil, y no a la inversa; que nadie muere (a no ser que seas médico de urgencias) si no contestas una llamada o un mensaje de inmediato; que las redes sociales están ahí para que las uses a tu antojo y no para que te usen ellas a ti. Que la evasión no nos acerca a ningún sitio interesante y nos aleja del más apasionante de todos: nosotras.
Se nos olvida que tenemos todo el poder, y que solo lo ejercemos cuando abrazamos a su hermana siamesa: la responsabilidad.
Se nos olvida que la responsabilidad tiene tanto que ver con cumplir en el trabajo, atender a la familia, ayudar a los amigos como con lo que más nos cuesta: tenernos en cuenta y obedecernos cuando nadie más va a salir beneficiado de nuestras acciones. Comprometernos con nosotras mismas para hacer lo que tenemos que hacer con tal de que nos pase lo que queremos que nos pase. Y trazar nuestro propio rumbo es imposible si nuestra mirada está desperdigada sobre decenas de estímulos.
Confundimos la dificultad con la imposibilidad, dejamos el tesoro que es nuestra atención en manos del primero que pasa, sin sabernos merecedoras de decir y decirnos que no para enarbolar el sí más importante, el que nos llevará a ser dueñas y señoras. Diosas del Olimpo Vikingo.
Echamos balones fuera como si la culpa fuera del que publica un post, del que inventó Instagram, del que se aburre y me manda un meme, del director de la última serie de Netflix, esa que te atrapa en el sofá hasta las tantas y te niega la posibilidad de descansar, de meditar, de leer, de escribir, de inventarte la vida.
Encontramos mil excusas que nos aseguran que somos víctimas de lo que otros crean, como si no pudiéramos decidir qué y cuándo consumimos. Como si no pudiéramos decidir empezar a crear nosotras a nuestro antojo.
Reflexionemos sobre qué es lo que nos interesa y no dejemos que nada aparte nuestra atención de ahí, solo así encontraremos la claridad necesaria para ser quienes queremos ser.
P.D.: lleváis muchísimo tiempo pidiéndome una formación sobre PLANIFICACIÓN y ya está aquí, amigas. Me pongo nerviosa al escribirlo. PLANIFICA BIEN PARA VIVIR MEJOR es un programa de 6 sesiones en el que trabajaremos los dos elementos imprescindibles para conseguir cualquier resultado importante: la mentalidad y la estrategia.
El programa se llevará a cabo de julio a diciembre, una sesión cada mes, para que empieces el 2025 con todas las herramientas necesarias para que tus propósitos no se queden en el tintero.
Vamos a ir al fondo, a nuestras creencias, a los obstáculos que impiden que manejemos nuestro tiempo y, a partir de ahí, vamos a descubrir cuáles son nuestros valores. Luego, aprenderemos a definir objetivos alineados con lo que es importante para ti. Usaremos estrategias para priorizar y herramientas que nos faciliten la vida. Para acabar, os mostraré cómo planifico mis días, mis semanas, mis meses, mis años con tal de que me pase lo que quiero que me pase.
Las sesiones se quedarán grabadas durante dos meses para que las veas cuando mejor te vaya.
La formación se llevará a cabo dentro de mi membresía “Té con Sol”, es decir, esas sesiones serán mensuales, de manera que tendrás tiempo de sobra para asimilar lo tratado en cada clase. Si quieres saber más, te lo cuento todo aquí.
Si tienes alguna duda sobre esta formación, déjamela en los comentarios de este artículo.
No se puede decir más claro, Sol.
No solo podemos decidir qué y cuándo consumimos. Podemos decidir si consumimos.
Llevamos las riendas de nuestra vida, hagámoslo con responsabilidad, y no por eso renunciamos a nuestra libertad ni a la diversión.
Wow 🤯 Es como si me leyeras la mente... QUIERO esa formación! 🙌