Decirnos cosas horribles, ignorando que esa voz somos nosotras y que podemos aprender a manejarla para conseguir que nos abrace, en lugar de golpearnos.
Empecinarnos en querer saber qué va a pasar mañana y dejar que esa expectativa imposible se convierta en un miedo a la incertidumbre que provoca que lo único seguro sea la amargura y el agotamiento. Tener tantas ganas de conocer lo que está por venir que nos inventamos desastres y hacemos todo lo posible por hacerlos realidad. Olvidarnos de que lo que nos espera puede ser mejor que lo de hoy y que la estadística juega a nuestro favor cuando sustituimos el miedo por ilusión.
Dar más información de la cuenta y recibir opiniones de personas que no han conseguido lo que quieres conseguir, no saben lo que quieres saber, ni viven como quieres vivir.
Confundir esfuerzo con sufrimiento, porque durante toda la vida hemos perseguido objetivos de otros según medios que otros nos imponían. Y se nos ha oxidado la máquina de apuntar hacia lo que nos gusta, de trabajar disfrutando, de practicar una disciplina que nos regala libertad.
Ignorar que el dinero es un medio y una consecuencia. Nada más.
Creernos demasiado importantes por un lado y darnos poca importancia por otro. No bajamos al super en pijama porque creemos que todos nos van a mirar y nos sentimos culpables por darnos un baño de espuma en lugar de fregar los platos. Paradójico, cuanto menos.
Confundir placer con felicidad. Un momento con un estado. Lo que me apetece con lo que es realmente bueno para mí.
Creer que el aprendizaje se detiene a alguna edad, así que aquí me quedo, flotando en un lugar que ya no me pertenece por creerme incapaz de conseguir las herramientas que me harán alcanzar mis sueños.
Definir objetivos solo para el entorno laboral, como si no fuéramos la misma persona las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y cinco días del año. Olvidar que sin meta no hay mapa y sin mapa no hay avance.
Tomar los finales como fracasos, cuando tantas veces constituyen el mayor triunfo.
21 Comentarios
19 comentarios más...Sin posts
Gracias Sol. Como siempre: en el centro de la diana.
Creo que una de las claves es la inmovilidad. La creencia de que somos ya como somos, que no hay cambio, que no hay evolución. Y cuando eres consciente de que ese cambio es posible, que nada se para si tú no te paras, se abre un mundo de posibilidades.
Muchas gracias. Feliz semana.
Qué importante que sepamos que somos la misma persona en el trabajo y en la vida. No hay nada que separar. Yo tengo ganas de aprender tantas cosas. Este año estudiaré coaching. Quiero apuntarme a clases de piano y yoga en el futuro. Muchos objetivos. Ojalá la vida me lo permita. El camino del autoconocimiento no tiene marcha atrás , sólo gente que se quedará atrás porque no quieren verte brillar ⭐️